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Asertividad

La asertividad es una habilidad social básica, mediante la cual nos hacemos respetar en situaciones de conflicto, sin faltar al respeto a los demás. También nos permite decir “No” a las personas que nos piden que hagamos algo que no queremos hacer, y nos facilita pedir ayuda cuado la necesitamos. Con todo esto, la asertividad permite que tengamos buenas relaciones con nosotros mismos y con los demás.

Asertividad - Psicologia Flexible

La importancia de la conducta asertiva

La asertividad es una habilidad social básica que te ayuda a tener mejores relaciones contigo mismo/a y con los demás. Es la habilidad de defender tus opiniones o tus derechos cuando están siendo cuestionados, pero sin faltar al respeto a nadie. Incluso cuando otras personas de te lo están faltando a ti.

El motivo por el cual es importante actuar con asertividad es que tienes derecho a decidir cómo quieres relacionarte con los demás. A veces cuando digo esto a las personas que vienen a verme a la consulta se sorprenden, porque creen que la fórmula “A todos nos toca hacer cosas que no nos gustan” se debe aplicar a más cosas de las que parece. Pero no. Hay muchas situaciones en las cuales puedes responder defendiendo tu voluntad. Por ejemplo:

  • Cuando te piden que hagas algo que no quieres hacer. Porque te hará ir mal de tiempo o, simplemente, porque no te apetece. ¿Debes acabar accediendo para quedar bien o para no parecer egoísta, aunque interiormente te sientas mal?
  • Cuando te mandan callar o te humillan. ¿Debes aguantarte para evitar un conflicto o para que el otro no se enfade?
  • Cuando alguien se enfada contigo y te grita o te insulta. ¿Tienes que dejar que te trate así, como si el problema fueras tú?

Un ejemplo de asertividad

Asertividad - Psicología Flexible

El paradigma para explicar le asertividad es el del restaurante. Imagínate que estás cenando en un restaurante y, al coger la copa para beber, te das cuenta de que está sucia. ¿Cómo reaccionarías?

Básicamente existen 4 estilos de reacción ante esto:

  • El estilo agresivo: [Gritando] “A ver, camarero!! ¿Se puede saber qué guarrada es esta? ¿Crees que tengo que encontrarme una copa sucia? Sois todos una panda de inútiles, que deberíais estar en la calle y dejar el sitio a quien quiera trabajar de verdad!! Sinvergüenzas!!
  • El estilo pasivo: [Pensando] “Vaya, la copa está sucia. Bueno, no pasa nada. Mejor me callo que luego me miran mal y piensan que estoy exagerando. Me molesta beber de una copa sucia, pero prefiero no montar el numerito“.
  • El estilo pasivo-agresivo: Es una combinación de los dos anteriores: Ni resuelve el problema, ni se mantiene el respeto. Por ejemplo, esperar a que el camarero esté cerca, coger la copa y dirigirse a los compañeros de mesa pero haciendo que lo oiga el camarero “Ahora haría un brindis. Pero no puedo porque (ejem…) ¡tengo la copa sucia!“.
  • El estilo asertivo: [Dirigiéndose al camarero, con un tono normal] “Disculpe, mi copa está sucia. ¿Me la puede cambiar? Gracias.

Los estilos agresivo y pasivo parecen opuestos, pero tienen una cosa en común: en ambos casos hay una falta de respeto. Con el estilo pasivo nos estamos faltando al respeto a nosotros mismos. Sabemos que nos sentiremos mal por beber de una copa sucia y, aún así, estamos dispuestos a hacerlo para no molestar a los demás. Con el estilo agresivo faltamos al respeto al camarero: le estamos diciendo que no sabe hacer nada bien. Y además se li decimos gritando. Supone una humillación. De hecho, ni siquiera sabemos si ha sido él quien ha lavado la copa.

El estilo asertivo

El estilo asertivo permite defender los derechos de todo el mundo: los tuyos (no tienes porque sentirte mal bebiendo de una copa sucia si te la pueden cambiar) y los del camarero (que aunque haya sido él quien ha dejado la copa sucia, merece ser respetado como cualquier otra persona). Además con la asertividad orientas el problema hacia la solución: no tendrás una copa limpia gritando o aguantándote; la tendrás si se la pides al camarero.

Aprender a decir No - Psicología Flexible

Incluso en el supuesto de que el camarero quiera quitar importancia al asunto, diciéndote que no es para tanto, aplicar un estilo asertivo significa insistir en tu petición, sin gritar ni insultar.

La asertividad es una habilidad social básica porque te presenta ante el mundo como una persona segura de si misma, que no te dejas intimidar por el chantaje emocional ni permites que la rabia te domine. Alguien que toma sus propias decisiones. Es una práctica necesaria para ser dueño de uno mismo.

Aprender a decir “No”

La asertividad también incluye aprender a decir “No” a peticiones de cosas que no quieres hacer. Tienes derecho a rechazar las peticiones y a no sentirte mal. Esto se aplica a las relaciones simétricas: aquellas en las que los dos estáis en una posición de igualdad (entre amigos, con la pareja, etc). En las relaciones asimétricas (como las que hay entre un policia y un ciudadano, o entre un maestro y un alumno) se supone que debes hacer lo que te pide porque está en una posición de autoridad.

Que rechaces la petición de otra persona no significa que seas egoísta. Controlar la propia vida implica tomar decisiones –por el contrario, si haces algo contra tu voluntad, estás dejando que te controlen desde fuera–. Es posible que la persona a quien dices “No” se enfade, pero este no es un motivo para cumplir su deseo si ello te hace sentir mal. Por ejemplo, cuando un amigo te pide que le dejes dinero.

En esta escena extraída de la película “El graduado” (dirigida por Mike Nichols en 1969), el personaje Benjamin Braddock (Dustin Hoffman) no es capaz de decir que no a las demandas que le hace la Señora Robinson (Anne Bancroft), a pesar de que las encuentra totalmente inadecuadas:

Evidentmente hay momentos en los que sientes que “debes” hacer algo aunque no quieras, porque alguien te plantea una situación que es claramente grave, requiere una solución rápida y solo tú puedes prestarle esa ayuda. Aquí también hay que tomar decisiones y, normalmente, se opta por acceder. Por ejemplo, cuando un amigo te pide que le lleves al hospital en coche.

¿Necesitas entrenamiento en asertividad? Ponte en contacto conmigo. Buscaremos y emplearemos las técnicas que mejor se adapten a ti, y de manera personalizada.

Saber pedir ayuda

Dentro de la asertividad hay otro componente que, a menudo, parece difícil de llevar a la práctica: pedir ayuda. Te puede costar porque tienes miedo a aparentar debilidad o dependencia, o porque cuestiona tu orgullo. Pero en realidad pedir ayuda es una demostración de confianza, y también hará que la otra persona se sienta bien por haberte ayudado.

Tanto la práctica de pedir ayuda como los demás aspectos de la asertividad necesitan un aprendizaje. Si durante mucho tiempo no has actuado con asertividad, deberás “acordarte” de hacerlo de forma habitual. También tendrás que aprender en qué ocasiones es adecuado ser asertivo y en cuáles no (por ejemplo, si te apuntan con un arma la asertividad no és la solución). Además es fácil volver a pensar que una salida pasiva o agresiva es más práctica. Pero con el tiempo y el entrenamiento verás como empieza a dar resultados, y estos resultados te reforzarán las ganas de ser asertivo.


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