La última tragedia que han provocado las armas en Estados Unidos ha reabierto el debate sobre si éstas han de ser accesibles a todo el mundo, debe restringirse su uso o, directamente, tienen que prohibirse. Este debate se reabre cada vez que se produce un hecho similar aunque, en cierto modo, ha permanecido abierto desde que el Presidente Barack Obama puso sobre la mesa la posibilidad de cambiar este marco legal. Pero el origen de la cuestión es extremadamente profundo; tanto, que tenemos que remontarnos a la Constitución de los Estados Unidos.