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Tus derechos en las relaciones interpersonales

En las relaciones interpersonales a veces hay malentendidos. Podemos tener una necesidad exagerada de ser aceptados por los demás, o nos podemos encontrar con alguien que nos exige que cumplamos sus expectativas. Por una razón o por otra, las relaciones con los demás nos pueden incomodar. Este artículo repasa qué derechos tienes en tus relaciones interpersonales.

Tus derechos en las relaciones interpersonales - Psicología Flexible
Julita – Pixabay

Las habilidades sociales

Las habilidades sociales son las herramientas de las que dispone una persona para gestionar sus relaciones con los demás. Hay diferencias en el tipo de vínculos que tenemos con los amigos, con la pareja, con la familia o en el trabajo. Pero en todas ellas el objetivo es el mismo: establecer relaciones interpersonales positivas.

Las habilidades sociales más importantes son la escucha activa (la capacidad de escuchar no sólo lo que nos dice una persona, sino también qué significa para esa persona lo que nos está contando), la asertividad (la defensa de los propios derechos respetando los derechos de los otros), la capacidad de expresar lo que se quiere decir y la habilidad de controlar la forma en que nos relacionamos con los demás.

Como he dicho en otros artículos del blog de Psicología Flexible, la forma en que te relacionas con los demás es la forma en que te relacionas contigo mism@. Es decir, la manera de verte a ti mism@ determina cómo te relacionas con otras personas. Por ejemplo, si te ves como alguien inferior o poco válido, tenderás a dar siempre la razón a otros. También te encontrarás con personas que intentarán relacionarse contigo utilizando sus habilidades sociales, y no siempre será para cosas que tú aceptes.

Seguramente ya conoces tus derechos en las relaciones interpersonales, porque muchos de ellos son bastante evidentes. Pero no siempre los aplicamos y esto puede conllevar situaciones incómodas (contigo mism@ o con los otros) y frustraciones, porque nos gustaría que las cosas hubieran ido de otra manera.

Tus derechos en las relaciones interpersonales

Te propongo un ejercicio: a medida que leas cada uno de estos puntos, piensa en alguna situación en que hayas renunciado a este derecho. Seguro que encontrarás unas cuantas:

Tienes derecho a manifestar y defender tu opinión, y a cambiar de parecer cuando quieras

A veces queremos encajar en un grupo cuando somos nuevos. Y nos reservamos las opiniones contrarias a las de los otros para evitar que nos rechacen. Es normal hacer esto, y también es una habilidad social de adaptación. Pero hay personas que tienen una gran necesidad de aprobación por parte de los otros (tienen miedo a ofrecer una mala imagen y a ser rechazadas si expresan una opinión diferente). La diferencia entre hacerlo para adaptarse a un grupo nuevo y por necesidad de aprobación es que, en el segundo caso, estamos dejando que sea nuestra ansiedad quien decida por nosotros.

También tenemos derecho a cambiar de opinión sobre cualquier asunto (político, deportivo, religioso, etc) y no es malo hacerlo.

Tienes derecho a no dar explicaciones para justificar tus decisiones o tu comportamiento

¿Cuáles son tus derechos en las relaciones interpersonales?
Sue Styles – Pixabay

No siempre es fácil explicar por qué hacemos las cosas, y no hay ninguna necesidad de decirlo. En ocasiones hay algo que pesa más que una decisión: la forma en que la has tomado. Y esa forma puede tener que ver con motivaciones personales o íntimas que no tienes que explicar si no quieres. Por ejemplo: una persona puede decidir vestirse con ropa de verano un día de frío, sin tener que explicar por qué lo hace.

Tienes derecho a no hacerte responsable de los problemas de los demás

La crisis de los refugiados preocupa a mucha gente. Y es normal que sea así, porque tenemos información muy gráfica de su sufrimiento (imágenes, vídeos, sonidos, etc). Incluso podemos convertir esta preocupación en una herramienta para movilizarnos e intentar ayudarles. Pero eso no justifica expresiones como «Nosotros hemos votado los líderes europeos que ahora permiten eso y, por tanto, es culpa nuestra«.

Podemos protestar, podemos exigir cambios políticos, podemos acoger refugiados en nuestro hogar. Pero si asumes como propio un problema de otra persona te estás faltando al respeto a ti mism@.

Tienes derecho a pedir ayuda cuando la necesites

No siempre podemos hacer todo, y bien -por cierto; también tienes derecho a no hacer siempre todo y bien-. En las relaciones interpersonales puede ser difícil pedir ayuda si pensamos que cuestiona nuestra valía personal. En realidad, hacerlo es un esfuerzo. Pero pedir ayuda permite hacer cosas que tal vez, sin esta ayuda, no podrías hacer. Y tiene una ventaja añadida: A las personas les gusta saber que han sido útiles a los demás.

Tienes derecho a equivocarte y a pedir perdón

Como decíamos previamente, la forma en que te relacionas con los demás es la forma en que te relacionas contigo mism@. Ser extremadamente exigente y perfeccionista con todo y con todos es agotador. Y una fuente de ansiedad. Equivocarse es normal, y ayuda a aprender de los errores. Eso también se ve en las relaciones interpersonales. Por ejemplo, en las discusiones de pareja.

Pedir perdón es reconocer el daño que se ha hecho, las consecuencias que ha tenido y la voluntad de no repetirlo. Eso sí, el perdón funciona si se pide en el momento adecuado: cuando se está preparado para pedir perdón… y para perdonar. Seguro que en la escuela, en alguna pelea, el/la maestr@ te exigió que pidieras perdón en ese mismo momento, sin siquiera preguntarte si querías hacerlo. Pues eso sirve para salir del paso, pero no para disculparse.

Tienes derecho a rechazar la ayuda de los demás o a no hacer caso de sus consejos

Hay personas a quienes molesta que les den consejos que no han pedido. Y las hay que se sienten mal cuando reciben una ayuda no solicitada, porque piensan que se cuestiona su valía personal. Tanto si es así como si realmente has pedido ayuda o consejo, pero no te gusta lo que te ofrecen, puedes rechazarlo. Convertir la demanda de ayuda en un compromiso de hacer caso, limita las posibilidades de volver a solicitar este apoyo más adelante.

Tienes derecho a no responder a preguntas

Soy psicooncólogo, y la mayoría de los usuarios de mis servicios tienen cáncer o tienen un familiar con esta enfermedad. A veces me cuentan que hay personas que les hacen  preguntas morbosas, del tipos «¿Te clavan agujas de esas tan gordas que llegan hasta el hueso?«. No es necesario que respondas a este tipo de preguntas si no quieres. Ni a ninguna otra. Tu información es tuya.

Tienes derecho a expresar críticas y a rebelarte contra el trato injusto

Las críticas (cuando se hacen con respeto y buena intención) pueden ayudar a mejorar algún servicio o producto, o el trato que dispensa una persona. No siempre son bien recibidas: a veces nos enfrentamos a cosas que no queremos que nos digan. Pero esto no tiene que ser necesariamente negativo. Cuando vemos que algo puede mejorar es preferible expresarlo antes que dejarlo correr y permitir que siga siendo peor de lo que podría ser. Y expresar críticas también es una muestra de firmeza.

Tienes derecho a decir «No» a las demandas que te hacen otras personas

Tienes derecho a decir "no" a las peticiones que te hacen
Andrew Martin – Pixabay

Cuando estudiaba la carrera de Psicología, un compañero de piso me dijo «¿Tienes planes para el domingo?» Yo le contesté «Sí, tengo que estudiar«. Y él dijo «Ah, pues como que no tienes que hacer nada, me ayudarás a cambiar unos muebles«. ¿Cómo que no tenía que hacer nada? ¡Si le acababa de decir que tenía que estudiar! (¡La escucha activa!).

Otras veces las demandas están totalmente fuera de lugar, o pensamos que nos pueden traer problemas en el futuro (como cuando un amigo nos pide dinero).

Pero en el caso de mi compañero de piso, aunque no tuviera que hacer nada, no quería dedicar un domingo a cambiar muebles. En otro momento quizás sí, pero en aquél no. Eso no es negarse a ayudar a los demás: es ponerse a uno mismo como prioridad, porque …

Tienes derecho a ponerte a ti mism@ como prioridad

¿Cuántas veces has oído que considerarte la persona más importante de tu vida es egoísta? No lo es. Sencillamente porque hay cosas que nadie puede hacer por ti, y que sólo las tendrás si te las proporcionas a ti mism@. Por ejemplo el pensamiento, la reflexión o el propio futuro.

La solidaridad y el altruismo son valores muy importantes porque fomentan la cooperación y el intercambio. Pero la persona que siempre cede ante los demás se niega la oportunidad de lograr cosas para ella misma.

Tienes derecho a pedir lo que quieras a quien quieras

Este derecho se complementa con el de rechazar las demandas de los demás. Puedes pedir lo que quieras a quien quieras. No tiene porque ser adecuado, racional o necesario. Será esa otra persona quien deberá decidir si cede o no.

Tienes derecho a estar sol@ cuando quieras

Muchos necesitamos ratos para estar solos. No estamos tristes, ni nos gusta el aislamiento, ni rechazamos a los demás. Simplemente, queremos estar solos. La frase «Es que si quiere estar sol@ es porque se ha cansado de mí» viene a significar «Todas las decisiones que toma esta persona tienen que ver conmigo, y si no quiere estar conmigo significa que yo no soy como debería ser«.

Puedes desear estar sol@ por algun motivo que no tenga que ver con los demás. Solo porque te apetece.

Tienes derecho a decidir sobre tu cuerpo, tu dinero y propiedades y tu tiempo

Hemos oído críticas contra Carles Puigdemont por organizar una paella con amigos un domingo de verano. Y críticas contra Ernesto Valverde por entrenar al FC Barcelona. Lo siento, las personas tienen derecho a hacer lo que quieran con sus vidas. Un caso sorprendente fue la crítica al abrazo entre Artur Mas y David Fernández, el 9 de Noviembre de 2014, tras la consulta sobre la independencia de Cataluña. ¿De verdad tenemos que buscar un motivo para criticar un abrazo?

Tienes derecho a decidir cómo te relacionas con cada persona

Si un/a compañer@ de trabajo quiere, además, una amistad, puedes rechazarlo. Puedes dejar a tu pareja si crees que es lo mejor, y decidir si quieres intentar que seáis amigos o no (y tu pareja, lo mismo). Puedes no querer mantener ningún tipo de relación con una persona. A veces el miedo al rechazo, las creencias o la violencia hacen que mantengamos relaciones interpersonales que no deseamos.

Pero eso conlleva que nos sintamos mal con nosotr@s mism@s, o que la otra persona se cree una imagen de esta relación muy diferente de la nuestra.

Tienes derecho a poner límites en la forma como los demás se relacionan contigo

Tienes derecho a impedir que tu pareja te controle el móvil. Puedes pedir a tu vecin@ que deje de llamar a tu puerta para chismorrear sobre el resto de vecinos. Y puedes decir a tus padres que no se presenten a tu casa sin avisar. Las relaciones son cosas de, al menos, dos personas. Y sólo tú puedes establecer los límites que quieres por tu parte. Porque si no lo haces, el otro basará la relación entre tú y él/ella en sus esquemas. Que pueden ser diferentes de los tuyos.

Y recuerda: estos son los derechos que tienes en tus relaciones interpersonales. Pero las otras personas tienen los mismos derechos, y los pueden aplicar aunque vayan contra tus intereses.


¿Te has sentido identificado con alguna de estas situaciones? Hay algun derecho que te moleste o eches en falta? Deja un comentario a este artículo y te responderé personalmente.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. hola 😀
    un dia un compañero de trabajo me pregunto por unas cicatrices en la muñeca, pero aun asi le respondi pero me dio verguenza creo porque senti mi rostro con calor y otro dia me pregunto otra persona y le dije lo mismo pero con nada de verguenza. nunca antes me han preguntado mis cercanos el por que de las cicatrices pero los desconocidos si porque somos asi?
    saludos y me gustaria que alguien me responda 😀

    1. Hola Murta, muchas gracias por su comentario. Probablemente solo sea casualidad: que estas dos personas desconocidas tuvieran la curiosidad y preguntaran. A veces, además de curiosidad hay morbo en la pregunta. Pero depende más de cómo sea la persona que de si ésta persona es muy conocida.

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