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Discusiones de pareja útiles

Las discusiones de pareja son un elemento de preocupación para muchas personas. Hay algunas cosas que conviene hacer, y otras que conviene no hacer, si queremos evitar que la discusión termine en conflicto o pérdida de confianza. Este artículo habla de cómo hacer que las discusiones de pareja sean útiles para solucionar los problemas, y de cuando llega el momento de recurrir a la terapia de pareja.

Discusiones de pareja útiles - Psicología Flexible
Tumisu – Pixabay

Por qué discuten las parejas

La relación de pareja tiene tres elementos que la diferencian de otras relaciones (como las de amistad o las familiares). Estos elementos son la intimidad, la pasión y el compromiso. La proximidad a nivel físico y psicológico es tan grande, que fácilmente podemos invadir un espacio que el otro considera privado. Además la forma en que una persona se relaciona con la pareja tiene mucho que ver con cómo se ve a sí misma. Por lo tanto algunas cosas que el otro miembro dice o hace, pueden afectar a la autoimagen.

Las discusiones de pareja forman parte de la normalidad. Deben servir para reducir el malestar y aumentar el conocimiento que tenemos de la otra persona. Conocer al otro es lo que alimenta la confianza y la tranquilidad de saber cómo nos podrá ayudar en un momento de necesidad. Pero hay que encontrar un método para solucionar los problemas que van apareciendo: esta es la clave para hacer que la pareja dure.

Los motivos principales: celos e infidelidad

Los celos y la infidelidad son los motivos principales para las discusiones de pareja. Precisamente porque tienen que ver con la intimidad, la pasión y el compromiso (y, evidentemente, con la autoimagen). Explicarlo con detalle requiere un artículo aparte, que publicaré pronto en Psicología Flexible.

4 cosas que conviene no hacer al discutir con la pareja

Reproches

Los reproches son los recordatorios de malos momentos del pasado, formulados como una crítica. Por ejemplo: «Hace 10 años, por Navidad, dijiste delante de mis padres que yo no sabía conducir«.

Normalmente cuando la pareja nos hace un reproche interpretamos dos cosas: Que no acepta que nos podemos equivocar y que utiliza esto para hacernos sentir mal. Los reproches no sirven para nada positivo (porque en una discusión actual, recordar algo de hace 10 años no ayuda). Otra cosa que sale perjudicada cuando recibimos un reproche es la auto-confianza: tenemos miedo de decir o hacer cualquier cosa que la pareja pueda usar, para hacernos daño, 10 años después.

Gritar

Por qué no es bueno gritar durante las discusiones de pareja
Engin Akyurt – Pixabay

Los gritos son una muestra de agresividad. Cuando gritamos, tratamos la otra persona como el enemigo a abatir. Además se nos acelera la respiración y el ritmo cardíaco y nos sube la presión arterial: nuestro cuerpo entiende que se encuentra en una situación de peligro: la parte emocional de cerebro toma el control y se sobrepone a la parte racional. Por lo tanto dejamos de pensar con claridad y empezamos a decir cosas mucho más subidas de tono. Es en este punto donde algunas personas (habitualmente, hombres) reaccionan con violencia.

De nuevo, ¿en el que nos ayuda gritar? En nada. Como máximo pone punto y final a la discusión, pero el problema no se ha resuelto (si no es que consideramos que «ganar» la pelea, es decir, derrotar la otra persona, es la manera de resolverlo) . Las discusiones de pareja con gritos son muy frecuentes, y suelen consistir en una escalada de tensión: cuanto más grita uno, más lo hace el otro. Pero como no contribuyen a solucionar el problema, este puede reaparecer posteriormente.

Insultar

El efecto más pernicioso del insulto es que se dirige a una persona por lo que es, y no por lo que hace. Cuando nos insultan, no atacan nuestros actos; nos atacan a nosotros como persona. Si nos dicen «Te has manchado el jersey porque no has tenido cuidado«, lo podemos tener presente para otra ocasión. Pero si nos dicen «Te has manchado el jersey porque eres un guarro» es como si nos dijeran «Acabarás siempre con el jersey manchado porque no puedes evitarlo; y nunca podrás porque es un guarro«.

El insulto es una falta de respeto. Y sin respeto no hay igualdad. Y sin igualdad la relación de pareja no funciona. Por supuesto, insultar tampoco ayuda a las discusiones de pareja.

Poner etiquetas

Las etiquetas son palabras dirigidas a la persona con intención de calificarla, pero más leves que los insultos. En el marco de las discusiones de pareja las etiquetas suelen ser negativas. Por ejemplo, egoísta, ignorante o tacaño. Aunque sean más leves que los insultos, tienen el mismo problema: se centran en la persona y no en el hecho que las ha motivado.

A nadie le gusta que lo califiquen de esta manera. Se pueden hacer las críticas sin herir y sin hacer daño a la relación.

4 cosas que pueden ayudar

Centrarse en el problema

Las discusiones de pareja suelen ser motivadas por algo que ha ocurrido. Pero a menudo, en medio de la discusión, van apareciendo otros temas. Sobre todo a partir de los reproches o cuando la conversación sube de tono. Focalizarse en el problema y, sobre todo, en aquello que lo convierte en un problema, ayuda a resolverlo.

Imaginemos que la discusión viene de que un miembro de la pareja ha dejado el depósito del coche vacío de gasolina. El problema no es el depósito vacío: es que cuando el otro quería coger el coche ha tenido que destinar más tiempo y más dinero a llenarlo por el descuido del primero. Es fundamental que la persona que ha cometido el error entienda las consecuencias de este error.

Hablar desde la preocupación

Una discusión no es una competición. No se trata de evidenciar que tenemos la razón y de sentirnos victoriosos. Será más probable solucionar el problema si hablamos desde la preocupación. En el ejemplo anterior, decir algo como «esto ya ha pasado otras veces, me sabe mal llegar tarde a los sitios por tener que pasar por la gasolinera. Sobre todo cuando yo siempre dejo el depósito lleno«. No hay ningún ataque personal. Hay una crítica formulada de manera correcta. Y la queja no se centra en la persona, sino en su descuido.

Demostrar a la pareja que captamos cómo se siente

Mostrar empatía hace que las discusiones de pateja sean útiles
Mamadou Traore – Pixabay

Imagínate que eres tú quien siempre se encuentra el depósito del coche vacío. Le formulas la queja a la pareja y te responde «supongo que te sientes mal cuando has dejado el depósito del coche lleno para que lo encuentre yo, y luego tú lo encuentras vacío. Debe de hacerte pensar que no valoro tu tiempo«. ¿No sentirás que te están entendiendo? ¿Y que le ha llegado tu malestar? Pues este es un paso necesario. Las discusiones de pareja deben servir para eso. Aunque para lograrlo es imprescindible aprender a escuchar atentamente.

Hacer pausas

Discutir durante mucho rato es agotador. Al final provoca que se resuelva de cualquier manera sólo para terminar de una vez. Pero esto puede hacer que el problema reaparezca más adelante. Es buena idea hacer pausas y reanudar la conversación al cabo de unos minutos, o al cabo de unos días. El mejor momento para hacer una pausa es cuando se empieza a gritar: es una medida preventiva para evitar la escalada de la tensión. Y las pausas también ayudan a reflexionar sobre lo que se ha estado hablando.

Las discusiones de pareja útiles

Las discusiones de pareja útiles son las que permiten solucionar el problema que las ha provocado, haciendo crecer la confianza y que la pareja se conozca más el uno al otro. Aquellas en las que no se cuestionan las personas sino sus actos, y donde ambos tienen la sensación de haber sacado algo positivo más allá de aquel tema particular: la pareja reforzada porque se han escuchado y se han entendido.

Cómo saber si necesitamos terapia de pareja

La terapia de pareja es una ayuda cuando las discusiones se hacen más frecuentes y no llevan la solución de los problemas. Esto provoca frustración y malestar: precisamente lo contrario de lo que buscamos en la pareja. Por lo tanto la relación se va deteriorando en todos sus elementos (la confianza, el respeto, la intimidad, etc) y cada vez se necesitan detalles más pequeños para iniciar una nueva pelea. Incluso es probable que uno de los miembros, o ambos, se replanteen si deben seguir juntos.

La terapia es útil para poner sobre la mesa los problemas y la manera de discutirlos y solucionarlos, enseñando a la pareja a comunicarse de manera más satisfactoria. Evidentemente es necesario que las dos personas estén dispuestas a participar, lo que demuestra, ya de entrada, que hay voluntad de continuar la relación. Aún así hay parejas que, a pesar de hacer terapia, acaban separándose. Pero si la intención es continuar, vale la pena intentarlo.


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