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La homosexualidad no es una enfermedad

Tras unos años en los que, en nuestro entorno, la aceptación social de la homosexualidad aumentaba, últimamente volvemos a oír comentarios despectivos hacia esta orientación sexual y especulaciones sobre la eficacia de su tratamiento. Pero el tratamiento es innecessario, tanto si funciona como si no: La homosexualidad no es una enfermedad, y por eso no necesita terapia.

La homosexualidad no es una enfermedad - Psicología Flexible
Alessandro Alle – Pixabay

Por qué la homosexualidad no es una enfermedad

Con el auge de la extrema derecha en toda Europa -también en nuestro país- han resurgido algunas creencias sobre el tratamiento de la homosexualidad. Considerar que las personas homosexuales necesitan tratamiento implica que la homosexualidad es una enfermedad cuando, en realidad, no lo es. Los manuales de diagnóstico de los trastornos mentales más utilizados (el DSM y la CIE) retiraron la homosexualidad del listado de psicopatologías en los años 1973 y 1992, respectivamente.

Un conjunto de signos o síntomas constituyen un trastorno cuando trastornan la vida de la persona que los experimenta. La misma palabra lo dice. Y esto puede pasar por tres motivos: O porque producen un malestar importante, o porque dificultan las actividades diarias, o por ambas cosas. Y esto no ocurre con la homosexualidad porque, para empezar, ni siquiera produce síntomas.

Ser gay o lesbiana es normal

La palabra normal es muy difícil de definir. Si algo deja de ser normal cuando se aparta de una norma -entendida como ley- nos podemos plantear en qué se ha basado la persona o colectivo que ha establecido esta norma. De hecho nos han impuesto otra norma que dice que tenemos que estar delgados (sobre todo para poder llevar la ropa que nos han impuesto que debemos llevar) y eso hace que haya más gente no normal que gente normal.

Si por normal entendem “lo que hace la mayoría” (normalidad estadística) es evidente que los homosexuales son una minoría. Las cifras hablan de entre un 2% y un 16%, aunque también depende de lo que se estudie exactamente (si la preferencia sexual, la conducta sexual o la orientación sexual). En este caso tengamos en cuenta que sólo un 8% de la población tiene los ojos azules, y no por ello lo consideramos un trastorno.

La homosexualidad está presente en muchas especies animales. En los humanos ha existido en todas las épocas y en todas las culturas (incluso en aquellas que lo niegan).

La homosexualidad no es peligrosa

La homosexualidad es normal y no se puede considerar ni una enfermedad ni un peligro
Mircea Iancu – Pixabay

La sociedad que considera que la homosexualidad conlleva riesgos obliga a los homosexuales a esconder su condición, o a hacer un proceso de adaptación y autoaceptación que puede ser difícil. Por eso los mismos manuales de diagnóstico que habían retirado la homosexualidad como patología quisieron mantener la advertencia de que la autoaceptación del hecho de ser homosexual sí que podia conllevar un impacto psicológico destacado. Pero tiene más que ver con la presión social que con la orientación sexual propiamente.

Es que las personas homosexuales se enfrentan a la discriminación -e incluso a la agresión física o verbal también en países donde la diversidad sexual está aceptada-. Hay quien tiene miedo de perder amistades o oportunidades laborales si explica que es homosexual. Otros países consideran que la homosexualidad es un delito que debe ser castigado con la cárcel o con la pena de muerte. Pero, de nuevo, el riesgo no nace de la homosexualidad, sino de la homofobia.

También hay que desterrar el mito que dice que ciertas enfermedades afectan más a los homosexuales. Es una creencia muy extendida que ser homosexual es un factor de riesgo para infecciones con virus como el del VIH. Lo que tiene el VIH son conductas de riesgo, la más habitual de las cuales, es mantener relaciones sexuales sin preservativo. Pero esto no tiene que ver con la orientación sexual, sino con la protección. Un homosexual y un heterosexual que mantienen relaciones sin protección con alguien que porta el VIH tienen el mismo riesgo de adquirir el virus.

La homosexualidad no necesita tratamiento

Cuando se recomienda a algún homosexual que haga tratamiento hay que analizar qué creencia está detrás de este consejo: la de considerar que la homosexualidad es una desviación que se debe corregir. Porque se cree que un homosexual puede contagiar su enfermedad. La base para defender esto es que la finalidad única del sexo es la reproducción. Fijaos que quien condena la homosexualidad también suele condenar la masturbación o el sexo oral. Tanto si lo practican homosexuales como si lo practican heterosexuales. Su preocupación, más que la orientación sexual, es que el sexo deje de ser sólo un instrumento para tener hijos y sea un objetivo en sí mismo.

En cambio, aceptar que el sexo también es intimidad, diversión, placer y comunicación entre las personas, convierte en algo absurdo la necesidad de controlar con quien mantiene relaciones sexuales cada uno. La homosexualidad, por sí misma, no es ni una cosa extraña, ni una desviación ni una enfermedad. Es una característica. Y por eso no necesita tratamiento.


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