Impacto del coronavirus en los profesionales sanitarios
Los y las profesionales de la salud se han enfrentado a la pandemia de COVID19 con un gran estrés y exponiéndose a una situación que ha causado muchas muertes y sufrimiento. En algunos casos esto puede derivar en psicopatologías. También han recibido un gran apoyo social que deberían haber tenido siempre. Hablamos del impacto del coronavirus en los profesionales sanitarios.
El trabajo de los profesionales sanitarios ante la epidemia de COVID19
Los y las profesionales sanitarios han estado en la primera línea de la epidemia desde el primer día. Y lo han hecho en condiciones muy duras. Para la mayoría de profesionales de la salud esta habrá sido la situación más dura que jamás han tenido que afrontar en su trabajo. Además esta crisis ha llegado después de unos años de recortes presupuestarios en el sistema sanitario público, que lo han dejado seriamente tocado.
Las principales dificultades con las que se han encontrado las personas que trabajan en el ámbito sanitario han sido las siguientes:
- Aumento repentino del trabajo relacionado con el coronavirus, obligando a una rápida reorganización de los equipos asistenciales.
- Falta de EPIs (equipos de protección individuales) que los exponía al riesgo de contagio.
- Observación de cómo muchos de sus compañeros de trabajo resultaban infectados.
- Miedo a contagiarse con el virus o a llevarlo a casa, traspasando este riesgo a sus familias.
- Sobrecarga de trabajo con muchos pacientes asignados a cada profesional.
- Asistencia a la muerte de muchas personas afectadas, con un gran sufrimiento y sin que se pudieran despedir de sus familiares.
Pero también han visto una oleada de apoyo social en forma de aplausos y agradecimiento por el trabajo realizado. Un reconocimiento a la labor de estas semanas que esperan que tenga traducción en forma de medidas institucionales para recuperar la normalidad que había antes de la crisis del 2008.
Por qué el impacto del coronavirus en los profesionales sanitarios es tan intenso
Hay que explicar el por qué de la intensidad del impacto del coronavirus en los profesionales sanitarios.
El primer caso de COVID19 en Cataluña se diagnosticó el 25 de febrero. Los primeros días el aumento de los casos fue lento, pero se fue acelerando. Más de tres meses después la epidemia todavía dura. La larga duración de esta situación y la incertidumbre que la ha acompañado explica, en parte, el malestar emocional que ha generado. La facilidad de transmisión del virus ha provocado mucho miedo por si se podía contagiar al entorno familiar. En este caso podían aparecer sentimientos de culpabilidad o de ineficacia personal. Los profesionales, madres y padres, son conscientes de que deben proteger a sus hijos y no los querían exponer al virus. Para quien hace otro trabajo es difícil de imaginar que, después de una jornada de trabajo agotadora, tengas que mantener precauciones extremas incluso en casa -donde se supone que deberías poder relajarte-.
Finalmente algunos profesionales de la salud, después de décadas de ejercicio, desarrollan un síndrome llamado burnout («quemarse profesionalmente», en inglés). El burnout se manifiesta en forma de fatiga emocional, frialdad ante los pacientes, hostilidad, falta de realización personal y consumo abusivo de sustancias. La causa de este fenómeno es la exposición repetida al sufrimiento y la muerte de otras personas. La epidemia de coronavirus puede haber hecho que, en algunos profesionales, este síndrome se acelerara y apareciera tras pocos años de ejercicio.
El impacto del coronavirus en los profesionales sanitarios
Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid ha evaluado el impacto del coronavirus en los profesionales sanitarios, y ha concluído lo siguiente:
Ansiedad y depresión
- El 80% de sanitarios tienen síntomas de ansiedad (que son graves en el 21% del total).
- El 51% tienen síntomas de depresión, que llegarían a ser un trastorno del estado de ánimo en el 5,6%.
- El 66% cree que es muy probable que se contagien, y el 75% están muy preocupados por si pueden contagiar algún familiar.
Estrés postraumático
- El 40% de profesionales se sienten agotados.
- El 53% podrían tener un trastorno por estrés postraumático (que se manifiesta después de habese expuesto o haber presenciado una situación que pone en riesgo la vida propia o la de otras personas y que se experimenta con ansiedad extrema o sensación de indefensión).
- Como dato positivo, el el 23,5% muestran niveles altos de resiliencia (capacidad de superar las mayores dificultades y seguir llevando una vida normal).
Cómo manejar emocionalmente el malestar por parte de los profesionales
Ahora que el pico de la epidemia se da por superado es importante estar alerta ante la aparición de síntomas de malestar. Durante la etapa más dura estos síntomas pueden haber quedado enmascarados debido al estrés del momento, y pueden aparecer cuando este estrés empieza a bajar. De todas formas no todo el mundo experimentará síntomas, ni lo hará con la misma intensidad.
Las reacciones más habituales suelen ser: la tristeza importante, la ansiedad, los olvidos, el insomnio, las pesadillas, la irritabilidad, las palpitaciones, la sensación de revivir los momentos más intensos, el rechazo a estar con otras personas, la sensación que te futuro es desolador o la idea de que «sólo puedo hablar de todo esto con alguien que también lo haya pasado, porque el resto no lo entenderían«.
Son reacciones totalmente comprensibles ante esta experiencia y es muy importante que, quien las experimenta, se dé permiso a él/ella mismo/a para sentirse así, para llorar, para enfadarse o por querer estar solo/a.
Puede ser de gran ayuda compartir los sentimientos y los pensamientos con compañeros/as de trabajo: hablar de ello ayuda a descubrir que los demás también los experimentan y que, por tanto, no son extraños. El apoyo social también es importante, tanto en la familia como con los amigos.
En momentos de tensión, los ejercicios de respiración lenta y profunda a través de la nariz, concentrándose en la sensación del aire como entra frío y sale caliente, o las técnicas de relajación también contribuyen a recuperar la calma. Igualmente se pueden buscar actividades distractoras con las que «desconectar» del trabajo diario.
Y si es necesario, puede ser una buena decisión consultar a un psicólogo para recibir atención personalizada y recuperar el bienestar y la calidad de vida. Cada persona vive los síntomas a su manera, y el presente artículo los presenta de manera muy general. La personalización de una intervención adaptada a las necesidades individuales ha ayudado y puede seguir ayudando a numerosos profesionales de la salud.
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