Mejorar las relaciones personales
Crear y mantener unas buenas relaciones personales es una habilidad social básica que repercute en el propio bienestar. Cuando una de estas relaciones, de cualquier tipo, no funciona puede ser por muchas causas; dos de éstas causas destacan por ser modificables: una es que, de entrada, tenemos una mala relación con nosotros mismos/as. La otra es que la consideramos desajustada por el rol al que pertenece. Este artículo da pistas (y unos ejercicios de ayuda) para mejorar las relaciones personales.
Aprender a tener unas buenas relaciones personales con los demás puede ayudar a las personas que tienen un problema con su espacio social. Personas que piensan que no valen para esto, o que se preguntan: «¿Por qué los amigos me duran tan poco?«, «¿Por qué mis parejas me dejan tan pronto??«, «¿Por qué se ríen de mi en el trabajo?«, …
Partimos de la base de que todo el mundo vale para las relaciones personales. Cosas como «Ésta no vale para tener amigos, siempre estará sola» no tienen sentido. No se necesita ningún don especial, ni hay ningún gen en nuestro ADN que dé o quite ésta capacidad de forma inexorable. Tener buenas relaciones personales es una habilidad (una de las habilidades sociales básicas). Y las habilidades, por definición, se pueden aprender.
Esto no significa que sea sencillo y, seguramente, un artículo en un blog sólo es un primer paso. Pero hay un principio que te puede ayudar a motivarte: La manera como te relacionas con los demás es la manera como te relacionas contigo mismo/a.
¿Cómo son tus relaciones personales?
Dedica un rato a pensar en cómo son tus relaciones personales. Sobre todo las que no funcionan.
¿Notas que tus amigos y tus compañeros de trabajo te respetan tal como tú les respetas a ellos? ¿Te dan órdenes contínuamente por cosas que podrían hacer -o que deberían hacer- ellos? ¿Piensas que hablan mal de ti cuando no estás?
I ahora haz el mismo ejercicio pensando en la relación que tienes contigo mismo/a: ¿Haces lo que quieres o haces lo que quieren los otros? ¿Te respetas? ¿Te tratas a ti mismo/a como una persona inútil o que no merece ser feliz?
Verás como hay muchas coincidencias. Las personas que no valoran su tiempo no suelen valorar el tiempo de los demás. Las personas que quieren ser emocionalmente independientes fomentan la independencia emocional en las que tienen a seu alrededor: a lo mejor quieren relaciones de proximidad, pero manteniendo las distancias (aunque suene contradictorio).
Igualmente la persona que es exigente con los otros lo es consigo misma. La que es indulgente, también. Y la que es generosa. Esto significa que si cambiamos la manera como nos relacionamos con nosotros/as mismos/as, cambiará la manera como lo hacemos con los demás. Y viceversa.
El papel de los roles en las relaciones personales
Cada persona tiene diferentes roles, que ejerce simultáneamente. Podemos poner como ejemplo una mujer que tiene un rol de «Community Manager» en el trabajo, mientras tiene un rol de madre con sus hijos, un rol de esposa con su marido y un rol de voluntaria en una asociación de vecinos.
Cada uno de estos roles tiene sus exigencias: el rol de Community Manager le pide que esté atenta a los resultados de las redes sociales de la empresa para tomar decisiones; el rol de madre le pide asegurar que sus hijos estén bien y que no les falte de nada que sea necesario; el rol de esposa le pide que facilite y haga agradable la vida a su marido (mientras su marido hace lo mismo con ella).
El malestar en las relaciones también suele tener su origen, en parte, en que nos encontramos en una situación que no encaja con el rol en el que se produce: que alguien nos dé órdenes lo consideramos normal si es un directivo del trabajo, pero no si es un amigo o la pareja.
Mejorar las relaciones con los demás
Te propongo otro conjunto de ejercicios que te pueden ayudar a mejorar tus relaciones:
- Coge por separado cada una de tus relaciones que no funcionan. Piensa con quién es, a qué rol pertenece, y cómo debería ser para que la considerases satisfactoria.
- Habla abiertamente de ello con ésta persona, teniendo en cuenta que lo que debe cambiar es la relación, y no él/ella. Plantéale que mejorar la relación requiere un esfuerzo por parte de los dos. Averigua qué quiere y qué no quiere la otra persona, y explícale qué quieres y qué no quieres tú.
- Ten en cuenta que los cambios requieren tiempo, y piensa que la otra persona puede no tener interés en mejorar su relación contigo. Está en su derecho, y hay que aceptarlo -o, al menos, respetarlo-.
- Si la otra persona no colabora, limita al mínimo imprescindible tu relación con ella (incluyendo abandonar esta relación, si puedes). Por ejemplo, si es un compañero de trabajo, que el contacto sea el mínimo que garantice que el trabajo sale adelante.
Recuerda que disfrutar de las relaciones sociales y ser tratado/a con el respeto que mereces es un derecho tuyo, inherente (que significa que nadie te lo puede conceder, porque ya lo tienes de entrada como ser humano) e inalienable (que significa que naide te lo puede quitar).
Esta vision de cómo mejorar las relaciones sociales es muy general y, evidentemente, dependerá de las personas con las que tengas el problema y de cómo debas relacionarte con ellas. Pero abre la puerta a un cambio que repercutirá positivamente en tu propio bienestar.
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