Los pensamientos distorsionados
Los pensamientos distorsionados (o distorsiones cognitivas) son un conjunto de filtros que tienen las personas con depresión y que les mantienen el estado de ánimo deprimido. Tratar los pensamientos distorsionados forma parte de la terapia cognitiva de la depresión. El psicólogo los utiliza para ayudar al paciente a cambiar su manera de pensar y mejorar el estado de ánimo.

Los pensamientos distorsionados y su papel en la depresión
Las distorsiones cognitivas son filtros que hacen que lo que se percibe se interprete de una determinada manera. Todo el mundo tiene estas distorsiones, independientemente de su estado de ánimo. La manera de interpretar la realidad depende de la historia personal, de la experiencia, etc. Por lo tanto no son patológicas por si mismas. Pero en las personas con depresión estas distorsiones siempre se hacen en negativo y contribuyen a mantener la tristeza.
Las distorsiones cognitivas se ponen en marcha cuando ocurre algo. Un acontecimento, un comentario de otra persona, etc, que de entrada podría ser neutral, se interpreta de manera negativa porque pasa por este filtro. El resultado es el pensamiento distorsionado, que a menudo es inconsciente (la persona no podría describir cómo ha llegado a su conclusión), pero que provoca el estado de ánimo negativo característico de la depresión.
El autor de referencia de los conceptos de distorsión cognitiva y pensamiento distorsionado es el psiquiatra Aaron T. Beck (1921 -). Beck es considerado el padre de la terapia cognitiva de la depresión. La terapia cognitiva nace de la teoría que dice que los síntomas cognitivos (los del pensamiento) son la causa y la consecuencia del estado de ánimo deprimido. Es decir, que la tristeza en las personas con depresión no se debe a factores hormonales, ni a su historia familiar, ni a las otras personas, sino a sus propios pensamientos. Eso no significa que sea culpable de su depresión.
Les distorsiones cognitivas descritas por Beck
Beck describió hasta 6 distorsiones cognitivas, que repasamos a continuación con ejemplos:
- Inferencia arbitraria: Llegar a una conclusión sin tener pruebas, o teniendo pruebas en contra. Por ejemplo: «He ido a la entrevista de trabajo y el entrevistador no quiso ni recibirme porque cualquier candidato es mejor que yo«. Esta persona ha anticipado el motivo de no haber hecho la entrevista sin tener ninguna evidencia.
- Abstracción selectiva: Valorar una experiencia a partir de un solo detalle sacado de contexto e ignorando otros elementos más relevantes. Por ejemplo «Cuando le he hecho aquél comentario ha mirado al suelo, y esto significa que no se fía de mi. Aunque después haya dicho que quiere seguir hablando conmigo«.
- Generalización excesiva: Establecer una regla general a partir de uno o unos pocos hechos aislados y aplicarlo a situaciones relacionadas y no relacionadas. Por ejemplo «Las personas a las que he conocido por internet sólo me quieren para sexo» (cuando puede haberle ocurrido sólo una vez).
- Maximización / Minimización: Exagerar o reducir excesivamente el significado de algon que ha ocurrido. Por ejemplo «Me he quedado sin batería en el móvil, y eso ha convertido el día en el peor de mi vida«.
- Personalización: Atribuírse la responsabilidad de acontecimientos externos sin base para hacerlo. Por ejemplo «Mi abuelo tiene cáncer por el disgusto que le dí cuando me divorcié«. No hay ningun estudio que demuestre que una reacción emocional negativa pueda originar un cáncer.
- Pensamiento dicotómico: Clasificarlo todo como «muy bueno» o «muy malo», seleccionando el extremo negativo para describirse a uno mismo. Por ejemplo, «Todo lo que hago tiene un resultado horrible«. Nadie lo hace todo mal, pero aunque a alguien le ocurriera, la palabra «horrible» es muy extrema.
Tratamiento de los pensamientos distorsionados

Algunos pacientes con depresión llegan a la consulta diciendo «quisiera pensar de manera más optimista«. Y es que los pensamientos distorsionados son automáticos y no siempre se es consciente de tenerlos. Por lo tanto una de las primeras cosas que hacemos en terapia psicológica es recoger estos pensamientos. Se trata de hacer una lista en un papel (en casa, entre sesiones) y apuntar cualquier pensamiento que genere malestar.
Pero los pensamientos distorsionados sólo son un resultado. La manera de tratarlos consiste en abordar las distorsiones cognitivas que los provocan. Haciendo un analogía, si una persona no lee bien porque tiene las gafas sucias, la solución no es leer letra más grande o poner más luz sobre el papel. La solución es limpiar las gafas.
Una vez tenemos una lista de pensamientos distorsionados intentamos identificar a qué distorsiones cognitivas corresponden. Y a partir de aquí analizamos esta distorsión y, hasta qué punto es válida. Tomemos como ejemplo el descrito de pensamiento dicotómico: «Todo lo que hago tiene un resultado horrible«. Podemos elaborar una «escala de calidad»; Perfecto – Muy bueno – Bueno – Aceptable – Mejorable – Malo – Muy malo – Horrible. Y, a partir de ahí, calificar cada una de las actividades del día anterior. El paciente comprobará que algunas cosas le han salido mal y otras bien. Incluso el psicólogo puede hacer este ejercicio con él mismo, ante el paciente. Así comprobará que a las personas sin depresión, también hay algunas cosas que les salen mal.
Abordar las distorsiones cognitivas sólo es una parte del tratamiento de la depresión. Además es adecuada para personas que tienen estas distorsiones cognitivas como agravante (lo que no ocurre siempre). ayuda profesional es algo mucho más amplio y variado, y este puede ser un buen punto de partida.
Tanto si tienes depresión como si no, ¿crees que te afecta alguna de estas distorsiones cognitivas? Explica en un comentario. Y si piensas que este artículo puede ayudar a alguien que conoces, compártelo!
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