Psicología i capitalismo
Este artículo responde a lo que publicó hace unos días el psicólogo Alex Figueroba titulado «¿Es la psicología el brazo correctivo del capitalismo moderno?». Su texto destaca que la Psicología disculpa al sistema capitalista de los problemas sociales. Mi respuesta trata de situar en su lugar psicología y capitalismo y de deshacer algunas creencias sobre estos temas que tenemos muy arraigadas.
El psicólogo Alex Figueroba publicó hace unos días un artículo en el blog Psicología y Mente titulado «¿Es la psicología el brazo correctivo del capitalismo moderno?«. En él explicaba que el capitalismo ha empobrecido gran parte de la población y que la psicología ha colaborado, al culpar a las personas de sus experiencias. Te recomiendo que lo leas antes de continuar. Me pareció un artículo excelente, pero con algunas cosas con las que no estoy de acuerdo. Por eso quiero dedicar unas líneas a responder algunas de las aseveraciones que hace.
Intervencionismo y neoliberalismo
Como ya expliqué en el artículo que hablaba de la sobrerregulación, el eje intervencionismo-liberalismo define el grado de control que ejerce un gobierno sobre los asuntos sociales y económicos. La mayoría de países se sitúan en algún punto dentro de este eje. Los países intervencionistas -como China– quieren regular cuantas más cosas mejor (hacer más leyes). Los países liberales -como Estados Unidos– piensan que hay que dejar más libertad y regular menos.
Siempre que sale este tema no puedo evitar pensar en el caso curioso que es España. Porque es intervencionista y liberal a la vez. Es intervencionista cuando marca hasta la extenuación los criterios para que una mujer pueda abortar o cuando necesita regular el comercio electrónico con 11 (once) leyes diferentes, porque con una no le basta. Y es liberal cuando permite que una gran empresa se convierta en SICAV y pague sólo un 1% en impuestos sobre el rendimiento.
España es liberal con las grandes empresas -porque les permite hacer lo que quieran- y es intervencionista con autónomos, PYMES y ciudadanos individuales. Que los últimos años el liberalismo haya transformado en neoliberalismo -que significa que el poder económico pretende usurpar el poder político- no ha supuesto muchos cambios en España, porque siempre ha tenido su idiosincrasia.
La cantidad de dinero no es limitada
En algunos países, com el nuestro, se tiende a pensar que la cantidad de dinero es limitada. Y que, por lo tanto, cuando alguien gana dinero es porque hay otro que lo pierde. Pero la mera existencia del concepto «crecimiento económico» desmonta esta teoría. Si el dinero fuese limitado, no habría crecimiento económico. Simplemente cambiaría de manos. Que una persona arranque un negocio y gane dinero no significa que otra lo pierda. Cuando compras una botella de agua no pierdes el dinero. Lo intercambias por el agua.
Esto tiene mucho que ver con el lenguaje. Aquí decimos «ganar dinero«, con lo cual aceptamos la creencia de que alguien debe perderlo. Pero en inglés se utiliza la forma «to make money» («hacer dinero»). Entienden que el dinero puede crecer. Se puede hacer, sin que nadie pierda. Con eso no niego la existencia del capitalismo agresivo ni su afán de aumentar el rendimiento.
El capitalismo funciona cuando la población tiene dinero para gastar
Dice Alex Figueroba: «la estructura capitalista necesita un porcentaje significativo de personas pobres para poder mantenerse: si todo el mundo pudiera subsistir sin necesidad de empleo sería muy difícil que los sueldos siguieran siendo igual de bajos, y por tanto que los propietarios pudieran continuar aumentando su margen de beneficios«.
Las sociedades donde sólo una minoría de personas necesitara trabajar no llegarían a existir. Porque la población tiene unas necesidades a cubrir: comida, suministro de energía, transporte, servicios de consumo, etc. Y estas necesidades aumentan cuando la población tiene dinero para gastar.
Quizás lo explicaré mejor con el ejemplo de una renta básica universal. «Universal» significa que todo el mundo la cobra, sea rico o pobre. Pongamosla, por ejemplo, en 600 euros. ¿Una persona puede vivir con 600 euros al mes? Sí. Yo lo he hecho en Barcelona cuando estudiaba (y unos años después). Incluyendo años de crisis económica brutal, en que habían subido los precios y los impuestos. Con 600 euros al mes, una familia de 4 miembros tendría 2.400. Más que suficiente.
¿Nadie trabajaría? Si nadie trabajara la sociedad no funcionaría. En cambio las personas que trabajaran podrían sumar su sueldo a la renta básica, y cobrar bastante más de 600 euros. Seguro que la mayoría escogerían esta opción. Y el capitalismo bien contento por cómo se beneficiaría del aumento del consumo. A las empresas no les sirve de nada fabricar productos si la gente no tiene dinero para comprarlos.
¿Y los precios subirían? No. Como máximo subirían un poco. Porque lo que hace subir los precios no es que la gente tenga más dinero, sino que haya más billetes circulando. Uno de los principios para hacer que la economía funcione es que los billetes circulantes sean una «traducción en papel» de la riqueza de un país. Un país con un PIB de un billón de euros necesita que los billetes que circulen sumen un valor de un billón de euros. Los precios sólo subirían si la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre fabricara muchos más billetes de los necesarios pensando que deben hacerlo para aplicar la renta básica universal.
Psicología y capitalismo
Es cierto que hay un consumo excesivo de psicofármacos. La industria farmacéutica ha contribuido presionando las administraciones y las sociedades científicas. Alex Figueroba dice que la Psicología no actúa sobre los problemas sociales (como el paro) sino que intenta minimizar sus efectos en casos individuales. ¡Claro! No es tarea de la Psicología reducir las cifras de paro de un país. Pero esto no quiere decir que los psicólogos seamos colaboracionistas del capitalismo cuando intentamos «contener» el problema a nivel individual sin atacar los abusos de poder.
Las condiciones laborales son difíciles. Sobre todo ahora, que hemos retrocedido en derechos sociales. El capitalismo agresivo lo alimenta. Y el paro de larga duración puede provocar situaciones de depresión, ansiedad y estrés. ¿Que un psicólogo cuando ayuda a una persona no modifica los aspectos socioeconómicos que facilitan el paro? Es que no lo hace porque no puede. Al menos mientras actúe a nivel individual.
La Terapia de Aceptación y Compromiso
Necesito un artículo aparte para explicar qué es la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Pero más que exigir al individuo que aprenda a resistir las situaciones adversas como si fueran culpa suya, como dice el artículo original de Figueroba, la ACT se basa en que el esfuerzo para cambiar las experiencias personales que no se pueden cambiar acaba intensificando el sufrimiento. Es decir, que ante una crisis personal, cuanto más esfuerzo hacemos para evitarla, más nos hace sufrir. Propone centrarse en los valores personales para orientar la acción hacia lo que se puede cambiar.
La analogía es la del jardín de flores. Imaginemos una persona que tiene un jardín de flores y pasa todo el día arrancando las malas hierbas porque dan mala imagen. Al cabo de un tiempo descubrirá que las flores que tanto quería murieron, porque no las ha regado y cuidado. Sólo se ha dedicado a arrancar malas hierbas. La ACT dice que aceptes que algunas malas hierbas son inevitables, y que te comprometas a regar tus flores.
La Psicología fomenta la adaptación y la resistencia de las personas a las situaciones de crisis. Pero esto no quiere decir que banalice las raíces sociales del paro y la pobreza. Más bien es que los cambios sociales «macro» no están al alcance de un psicólogo cuando atiende a las personas una por una.
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