Psicólogo a domicilio

La demanda de psicólogo a domicilio va en aumento. La necesidad del paciente de hacer la psicoterapia en su casa gana fuerza cuando tiene dificultades de movilidad o dispone de poco tiempo. Las ventajas de hacer la terapia psicológica de esta forma son muchas: más comodidad, más privacidad, posibilidad de introducir cambios en un «ambiente real» y ahorro de tiempo y de desplazamientos.

Las ventajas del psicólogo a domicilio

Hacer venir el psicólogo a domicilio tiene algunas ventajas que los pacientes valoran. Por eso la opción de hacer la terapia psicológica en casa, com ocurre también con la psicología online, gana fuerza ante las visitas clásicas al despacho del psicoterapeuta. Estas son sus ventajas:

• Privacidad: La terapia se hace en casa del paciente. Es un entorno sin salas de espera, de manera que no hay nadie más que sepa que ésta persona está haciendo terapia psicológica. Además se ahorra la ansiedad que a veces producen los ambientes sanitarios.
• Comodidad: El hogar es un espacio conocido para el paciente. No se siente en un lugar extraño. Eso facilita poder hablar con confianza con el psicoterapeuta.
• Ahorro de tiempo y de desplazamientos: Cuando la terapia psicológica se hace a domicilio no es necesario desplazarse a la consulta. También se ahorran los tiempos de espera para entrar a la visita.
• Posibilidad de hacer cambios en un entorno real: Algunos cambios que se proponen al paciente deben hacerse en el entorno familiar (por ejemplo en la terapia de pareja). Hablarlo en el mismo entorno en el que deberán aplicarse ayuda a reforzarlos.

El único inconveniente de las visitas del psicólogo a domicilio es que su precio suele ser un poco más alto, para cubrir el desplazamiento del psicoterapeuta. Pero eso se ve compensado con el valor añadido de las ventajas descritas.

Quién puede hacer terapia psicológica a domicilio

De entrada todo el mundo puede pedir hora al psicólogo para que venga a casa. Los motivos que lo contraindican son pocos (como que la propia visita del profesional en el hogar entorpezca los objetivos de la terapia). Sólo es necesario encontrar un psicólogo dispuesto a hacer esta visita.

No obstante las personas que piden el psicoterapeuta a domicilio de forma más habitual son:

• Las que tienen la movilidad reducida a causa de la edad, de una lesión o porque no disponen de transporte.
• Los pacientes con enfermedad avanzada y grave, como un cáncer o una patología respiratoria crónica.
• Las que no pueden dejar su hogar porque están cuidando de alguien que no se puede quedar solo.
• Las que no tienen ninguna otra posibilidad de hacer terapia psicológica si no es en su domicilio.

Cómo visita un psicoterapeuta a domicilio

En lo estrictamente terapéutico las sesiones en casa son muy similares a las que se hacen en la consulta. El psicólogo y el paciente fijan una hora y, para hacer la sesión, buscan un espacio tranquilo donde poder hablar con confianza y discreción. No obstante, hay algunas cosas a considerar por ambas partes:

El psicoterapeuta debe tener en cuenta que no está en su casa. Por lo tanto tendrá que atender las normas de las personas que viven allí y, posiblemente, no podrá disponer del espacio como querría. Además las condiciones del hogar pueden no ser óptimas para la terapia. El profesional necesita cierta flexibilidad para adaptarse.

Por parte del paciente es importante evitar las interrupciones durante la sesión (personas que no participan en la terapia psicológica y van entrando y saliendo, visitas, etc). También es importante que esté centrado en la sesión y no haciendo otras cosas de mientras, como ver la tele o cocinar.

PIDE UNA VISITA A DOMICILIO CON PSICOLOGíA FLEXIBLE

Un ejemplo de psicoterapia en casa

En el año 2015 estuve visitando en Manresa a un hombre de 68 años que había tenido un ictus. El ictus es una alteración de la circulación de la sangre al cerebro, que dura unos minutos o unas horas, pero que puede dejar secuelas importantes (algunas de ellas, permanentes). Las secuelas dependen de la zona del cerebro donde se ha producido el ictus. En el caso de este paciente, debía usar silla de ruedas. Cuando le visité la primera vez, hacía un año que había tenido el accidente cerebral.

El motivo de pedir un psicólogo a domicilio eran los síntomas de depresión: el desánimo, las pocas ganas de hacer cosas, la sensación de ser una carga para su mujer -que hacía de cuidadora-, etc. Prácticamente no salía de casa, y eso le había hecho perder el contacto social. Sufría cuando su mujer se iba, por si tenía otro ictus, y tenía miedo de perderla por si nadie más podría cuidarle. Ya le habían explicado que la recuperación del estado de ánimo podía tardar un poco. Pero ya hacía un año y se quejaba de que «no lo conseguía«.

Con las visitas salió que el motivo de negarse a salir de su casa era que no quería que le vieran sus vecinos. Tenía miedo de que le hicieran preguntas y de comprobar como todo el mundo hacía vida normal y él no. Por tanto, primero debía recuperar su autoimagen y, luego, la actividad social.

Aceptar la situación de dependencia es difícil. Estuvimos un tiempo «negociando» con él y su mujer que pudiera hacer solo todo lo que fuera posible. Hasta entonces su mujer le sobre-protegía, y esto reforzaba su autoimagen de impedido. Decía que se sentía un inútil. Pero con el cambio conseguimos que se viera como capaz de hacer muchas cosas sin ayuda. También aprendió a convivir con la incertidumbre de no saber si tendría otro ictus.

Posteriormente trabajamos la asertividad, para que pudiera rechazar las preguntas inadecuadas. Así podría ir por la calle sabiendo qué debía hacer si se encontraba en situaciones sociales incómodas. Recuperó su actividad social, lo que contribuyó a hacer desaparecer los síntomas de depresión.

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