El psicólogo en una emergencia
Cuando se produce un accidente con muchas víctimas o una catástrofe escuchamos en las noticias que «se ha desplazado un equipo de psicólogos». ¿Te has preguntado alguna vez que hace un psicólogo en una situación de emergencia? Este artículo te lo cuenta. La intervención del psicólogo en una emergencia es importante para acompañar a las víctimas y sus familiares. También ayuda a asimilar los acontecimientos y a prevenir que el trauma vivido impida a los afectados llevar a cabo una vida normal en el futuro.
Clarificación de las definiciones
Desastre, emergencia, catástrofe, etc., son palabras que se pueden confundir pero que no tienen el mismo significado. Empezamos haciendo un poco de clarificación de las definiciones.
- Una emergencia es una interrupción repentina y grave del funcionamiento de una persona o una comunidad, a causa de un acontecimiento sobrevenido. Requiere una acción inmediata, por lo que su resolución se convierte en una prioridad.
- Un accidente es una situación extremadamente local que afecta a un número limitado de personas. Los protocolos de los servicios de socorro normales cubren sobradamente la necesidad que genera. Por ejemplo, un accidente de tráfico.
- Un desastre es un proceso que se desencadena como resultado de un fenómeno natural o antrópico (humano), provocando daños personales y/o materiales a una población. Sus consecuencias desbordan la capacidad de las autoridades, por lo que se necesita el apoyo de servicios de emergencia vecinos. Por ejemplo, la tragedia del avión de Germanwings (Francia, 24 de Marzo de 2015).
- Una catástrofe es una situación parecida al desastre pero que afecta a un país entero o a una proporción muy grande de un país. Aparte del desbordamiento de las autoridades se caracteriza por la gran catidad y diversidad de daños provocados. Por ejemplo, el huracán Katrina (Estados Unidos, 29 de Agosto de 2005).
- Un cataclismo es una catástrofe de grandes proporciones que afecta a territorios muy amplios. Su principal característica es que se necesitan años para recuperar la normalidad. Por ejemplo, el terremoto de Valdivia (Chile, 22 de Mayo de 1960).
¿Qué causas de emergencia hay?
Las emergencias se pueden clasificar en dos grupos según su causante. Las emergencias de origen natural son las que se producen por fenómenos astronómicos, geológicos o atmosféricos: inundaciones, volcanes, terremotos, meteoritos, etc. La emergencia de origen antrópico o tecnológico se debe a la intervención directa de algún ser humano. Son ejemplos los accidentes nucleares, los actos terroristas o las guerras.
En algunas causas hay intervención mixta entre la naturaleza y el ser humano. Es el caso de algunas inundaciones provocadas por lluvias intensas sobre un territorio urbanizado u ocupado, ignorando o gestionando el riesgo que ello supone. Un ejemplo es la riada del Cámping Las Nieves de Biescas (España, 7 de Agosto de 1996).
Desde la psicología es importante diferenciar entre el origen humano o natural de una emergencia. Se ha comprobado que las víctimas de situaciones de emergencia provocadas por el hombre tardan más en recuperarse psicológicamente que las víctimas de emergencias de origen natural.
La importancia de la intervención psicológica
El psicólogo en una emergencia trabaja para evitar la psicopatología que más se asocia a este tipo de situaciones: el Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT). El TEPT es el trastorno que padecen las personas que han vivido o han presenciado una situación que amenazaba sus vidas y han reaccionado con un miedo muy intenso. Los síntomas se dividen en 4 grupos:
- Evitación: Les cuesta mucho hablar de lo que ha pasado, no quieren volver a ver las imágenes o las personas con quienes se encontraban en ese momento, no quieren volver al lugar.
- Sobre-activación: Se asustan fácilmente y de manera exagerada ante un ruido, tienen insomnio o les cuesta concentrarse.
- Re-experimentación: Tienen pesadillas o flashbacks del desastre, o tienen la sensación de que el acontecimiento se repite constantemente.
- Embotamiento: Tienden a rechazar el contacto social, afirman haber perdido la capacidad de amar o pierden la esperanza para el futuro.
Todos estos síntomas no los tienen sólo las víctimas de situaciones de emergencia. También los pueden experimentar personas víctimas de una violación o de un maltrato continuado durante la infancia.
¿Qué hace un psicólogo en una situación de emergencia?
Algunas de las personas que han vivido una emergencia pueden acabar acaban desarrollando un TEPT, y por eso es importante la tarea preventiva o asistencial de los psicólogos en el mismo escenario. Se trata de una actividad que se lleva a cabo en diversos ámbitos:
- Ayudar a la víctima a explicar qué ha pasado y como lo ha vivido, cronológicamente. Mantener los recuerdos claros y ordenados permite procesarlos mentalmente. Este procesamiento es importante para aceptar que se ha vivido la experiencia y evitar que se confunda lo real con lo imaginado.
- Acompañar a la víctima en su manera de vivirlo: Algunas personas necesitan gritar, o llorar, o reír. Prácticamente cualquier reacción se considera normal, y así lo deben saber las personas afectadas. Es importante que lo puedan hacer con libertad y confianza. Y que se encuentren en un ambiente apartado de ruido, tráfico de ambulancias y cámaras de televisión.
- Validar todas las experiencias emocionales. Explicar a la víctima que no hay una manera «correcta» de reaccionar, sino que cada uno lo hace a su manera. Decirle también que es normal buscar un culpable o, incluso, sentirse culpable de la muerte de alguien cercano -aunque se trabaje para reducir este sentimiento-. Esto se ve, sobre todo, en accidentes de tráfico. Como una muerte inesperada cuesta creer, culpabilizar a alguien ayuda a dar una explicación.
- Acompañar a la víctima en la realización de trámites difíciles. A veces hay que ir al tanatorio a reconocer un familiar. También se puede tener miedo de recordar los acontecimientos en una declaración policial o en un juicio. Durante el tiempo de espera para un juicio la persona no puede dar por cerrada la emergencia desde el punto de vista vivencial. Por ello la intervención del psicólogo también puede tener que alargar en el tiempo.
- Seguimiento, con el paso de los días, de cómo se está recuperando el afectado del trauma vivido.
Al hablar de la culpa ante un accidente hay una consideración importante que hacer. Imaginemos un accidente de tráfico con víctimas provocado por un conductor con una alta alcoholemia. Una cosa es la responsabilidad penal o técnica del accidente. Y otra es la culpa como concepto psicológico. La culpa no sirve para nada. No soluciona ningún problema, más allá de lo que decíamos de facilitar un discurso para un hecho inexplicable. Y además, no es real porque el conductor que había bebido probablemente no tenía intención de provocar un accidente con víctimas.
Lo más importante es que los afectados por una emergencia no se sientan solos mientras pasan el mal momento. No se les podrá ahorrar el sufrimiento, pero éste se verá aliviado si lo pueden pasar con compañía.
Cuando el psicólogo no es necesario
Algunas personas afectadas por una emergencia más o menos grave no necesitan un psicólogo. Una experiencia traumática siempre es difícil de asumir, pero eso forma parte de la normalidad. La necesidad de un psicólogo aparece cuando el malestar o el perjuicio a la calidad de vida es muy intenso, o cuando se cree que puede serlo en el futuro.
Por lo tanto, en personas que no necesitan un psicólogo para que, dentro de la dificultad, tienen suficientes recursos, no deben participar en ninguna intervención. Incluso esta intervención podría ser contraproducente y causar un daño allí donde no estaba. Por lo tanto en este caso es preferible que el psicólogo se inhiba.
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