Sobrerregulación
La sobrerregulación es el exceso de leyes que una administración tiene en vigor para la población a la que rige. Las consecuencias de este fenómeno, a corto plazo, son la confusión y la querulancia. A largo plazo lo que pasa es que el legislador parece tratar a los ciudadanos como si no pudieran pensar por sí mismos.
Qué es la sobrerregulación
«La burocracia se expande para satisfacer las necesidades de la burocracia en expansión».
(Oscar Wilde)
La sobrerregulación es la tendencia de los países o regiones a mantener en vigor un marco legal excesivamente complejo. Participan dos entidades diferentes: el legislador (parlamento) que es quien debate y aprueba las leyes y el gobierno, que es quien controla que las leyes se cumplan. Juzgar el incumplimiento de las leyes queda en manos de la Justicia, que aplica las sanciones correspondientes a la violación de estas leyes.
Es evidente que la sociedad necesita leyes para funcionar. Son la manera de que las personas tengan claro qué se puede hacer y qué no. Por lo tanto al hablar de sobrerregulación no se habla de un problema con la ley consigo misma, ni con su número. El problema aparece cuando las leyes se contradicen entre ellas y cuando, en su función reguladora, dejan a personas desprotegidas.
En nuestro país nos afecta la regulación que proviene de de 4 legisladores: los ayuntamientos, las comunidades autónomas, el estado español y la Unión Europea. En el estado español había en vigor, en 2013, 100.000 leyes (67.000 de les cuales, de carácter autonómico). Así lo indica este artículo. Yo mismo cuando me inicié en el comercio electrónico vi que el sector está regulado por once leyes diferentes. Ni tres, ni cinco. Once.
No he sabido encontrar recursos que informen del número de leyes que hay en vigor en otros países, para hacer una comparación. Pero en esta web incluso se denuncia que, en Estados Unidos, ni la misma administración sabe cuántas leyes tiene en vigor.
Consecuencias de la sobrerregulación
La sobrerregulación facilita la corrupción. Tenemos un ejemplo con el Real Decreto de condiciones administrativas, técnicas y económicas de las modalidades de suministro de energía eléctrica con autoconsumo y de producción con autoconsumo. Sólo el nombre ya asusta.
Esta normativa convierte el uso de la energía en algo tan controlado -incluso penalizando las energías renovables-, que termina beneficiando a las grandes empresas del sector energético. Aquellas que luego contratan como asesores a los mismos ministros que han aprobado las leyes. Es la llamada política de puertas giratorias.
La sobrerregulación facilita el desempleo. Porque cuantas más leyes deben cumplir las empresas, los trabajadores, los sindicatos, las patronales, y las relaciones entre todos estos agentes, más casuísticas particulares se ven perjudicadas. La regulación actual facilita, por ejemplo, que los primeros despedidos en una empresa sean los más noveles. Independientemente del servicio prestado a la empresa. Los que más tardarán en encontrar otro empleo.
La sobrerregulación afecta a derechos fundamentales. España impone condiciones muy estrictas a las mujeres que quieren abortar. En muchos casos las obliga a pasar el embarazo y tener el hijo, incluso contra su voluntad. Rompiendo, así, el derecho a disponer del propio cuerpo. En muchos países se regula -para prohibir- el matrimonio entre personas del mismo sexo. Si te quieres casar con una persona te pueden decir que no sólo porque sois del mismo sexo. Rompiendo, así, el derecho de acceso igualitario al matrimonio.
La sobrerregulación hace aumentar la querulancia. La querulancia es la práctica de denunciar masivamente el incumplimiento de leyes ante un juez. Cuanto más leyes hay y-más confunsas son- más crecen las demandas en los juzgados. Y más demandas significa más burocracia. ¿Recuerdas qué decíamos de la burocracia en este artículo? Que tiende a crecer para justificar su propio crecimiento, tal como dice la cita del comienzo de este artículo. Para reducir la querulancia se hacen nuevas leyes y, éstas, provocan un aumento de la querulancia.
El curioso caso de España
La política se puede definir, básicamente, en 3 ejes. Los partidos políticos, los gobiernos y las personas se sitúan en un punto en cada uno de estos ejes. Y disculpadme, politólogos, por la simplificación de algo, en realidad, mucho más compleja.
- El eje izquierda-derecha define la relación direccional entre los esfuerzos que hace un país y sus beneficiarios. Los de izquierdas creen que el estado debe esforzarse para beneficiar al pueblo. Los de derechas creen que el pueblo debe esforzarse para beneficiar el estado.
- El eje nacionalismo-internacionalismo define el grado en que un país se quiere potenciar a sí mismo para ocupar una posición de liderazgo. Los nacionalistas creen que su país es el más importante y que la política debe dirigirse a su fortalecimiento. Los internacionalistas creen que es más beneficiosa la apertura al mundo.
- El eje liberalismo-intervencionismo define el grado de regulación de la vida personal y empresarial. Los liberales creen que la regulación debe ser mínima (más libertad). Los intervencionistas creen que debe haber muchas leyes para regular muchas cosas (más control).
España es un caso curioso. A menudo se le califica de liberal (incluso de ultraliberal, durante el gobierno de José María Aznar, 1996-2004). Pero aspectos de la vida personal de mucha gente estaban sobrerreguladis: el aborto, el matrimonio homosexual, la presión fiscal, etc.
Por tanto, de liberal, nada de nada. España actúa como un estado ampliamente intervencionista. Sólo se muestra liberal con algunas grandes empresas que, gracias a convertirse en SICAVs, tributan un 1% de IRPF en lugar del 43% que les correspondería. La sobrerregulación perjudica pues los ciudadanos y las pequeñas y medianas empresas.
La sobrerregulación y la resposabilidad de los ciudadanos
¿Es necesario regular cuánto tiempo debe haber estado embarazada una mujer antes de abortar? ¿Es justo que un estudiante universitario tenga que pagar un canon cuando se compra un pendrive para hacerse una copia de sus propios trabajos? ¿Hay que prohibir en andar por la calle sin camiseta?
Cuantos más aspectos de la vida de una persona están regulados por ley, menos responsable se hace. Al contrario, cede su responsabilidad a un legislador que le está diciendo cómo debe hacerlo todo. «No es necesario que t’autocontrolis: el gobierno te controlará. No pienses: el gobierno pensará por ti«. Todo ello reduce el poder de decisión de los ciudadanos y los convierte en meros espectadores.
Faltan modelos de participación ciudadana real, donde las personas no sean sólo sujetos sometidos a la ley, sino que participen de su elaboración. Así se facilitaría su cumplimiento y las personas aprenderían a hacerse responsable de sí mismas y de la sociedad en la que viven. De paso también ayudaría a evitar leyes absurdas.
«La reciprocidad es necesaria para actuar conforme a las reglas, porque estas sólo son efectivas si las personas están de acuerdo en cumplirlas».
(Jean Piaget)
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