La tiranía del pensamiento positivo
Imponer el pensamiento positivo y la felicidad como un deber o como una solución mágica acaba llevando frustración. El deseo de que las cosas vayan de manera óptima no es suficiente para conseguirlo. Y la autoestima se puede ver resentida si vemos com un fracaso no tener todo lo que queremos. Hablamos del problema de obligar (u obligarnos) a tener siempre un pensamiento positivo y de cómo esto nos afecta negativamente.
Pensamiento positivo y pensamiento mágico
El pensamiento positivo y el pensamiento mágico no son exactamente lo mismo, pero están relacionados. Los encontramos en libros de autoayuda, en frases en las redes sociales y en falsos profesionales que utilizan pseudoterapias para vender la felicidad como un producto.
El pensamiento positivo es el que pretende cambiar el estado de ánimo bajo la premisa de que este cambio solucionará un problema. Por ejemplo «¡No te preocupes! Hoy en día el cáncer no es tan grave. Hay tratamientos. ¡Tienes que ser positivo!«. Cualquier preocupación que tengamos no desaparecerá solo tapándola con una sonrisa forzada.
El pensamiento mágico es el que cree que puede hacer que algo cambie por el simple hecho de pensarlo. Por ejemplo «Si deseas algo muy intensamente, el universo te lo acabará dando«. Las frases de este tipo confunden la motivación (que, como su nombre indica, ayuda a moverse para conseguirlo) con la magia (la creencia de que un objeto o situación deseadas se materializarán solo porque lo queremos).
¿Por qué necesitamos pensamientos positivos?
Seguro que te has visto, y muchas veces, al lado de alguien que está preocupado. Incluso puede estar llorando. Y eso commueve. La empatía hace que la preocupación de esta persona también te afecte a ti. Entonces piensas en frases positivas que la animarán: cuando esta persona se anime, también te animarás tú. Es comprensible y es muy noble. Pero como veremos después, no funciona.
El pensamiento mágico también nos ayuda a reducir la incertidumbre. Pensamos que lograr un objetivo por nosotros mismos será más asequible que dejarlo en manos del azar. Cuando leemos en un libro «Gana 100.000 euros al mes trabajando 2 horas al día» vemos que será más fácil si depende de nosotros que si depende de la situación económica. Después compramos el libro, hacemos todo lo que nos dice y, cuando no tenemos todo lo que nos había prometido, nos dicen que no hemos seguido las instrucciones. Luego el poder personal pasa a ser frustración y un agujero en la autoestima.
Además hay un fenómeno creciente, que vemos sobre todo en las redes sociales: La apariencia de felicidad. Explicamos al mundo que somos tan felices como realmente querríamos ser, poque eso nos da una satisfacción transitoria: recibir muchos «Me gusta» de otros usuarios. Com si eso ayudara a hacer este deseo un poco más real. En la competición por ver quién es más feliz, tener frases motivacionales listas para usar cuando conviene, nos da ventaja.
La autoestima bajo la tiranía del pensamiento positivo
Como hemos dicho, la tiranía del pensamiento positivo afecta la autoestima. El término «tiranía» hace referencia a la obligación de tener pensamientos positivos independientemente de las circunstancias. Y hemos puesto un ejemplo relacionado con el cáncer. El cáncer es una enfermedad grave. Su diagnóstico lo cambia todo: la salud, las relaciones, el futuro, la autoimagen, etc. Las personas que lo tienen, sufren mucho.
Para muchas de estas personas es frustrante ver como las obligan a ser positivas. A menudo oyen frases como «¡Tienes que ser positiva!«, «No te puedes permitir hundirte, tu familia te necesita«, «No te preocupes por el pelo: volverá a crecer«, etc. Como consecuencia de estos comentarios se sienten incomprendidas. Piensan que la otra persona está frivolizando cuando insinúa que su preocupación es exagerada. Se sienten culpables por no poder cumplir la exigencia de tener pensamientos positivos. Y a la dificultad de convivir con el cáncer y su tratamiento, llevan la carga añadida de aparentar buena cara y forzar la sonrisa.
Tenemos un ejemplo con las dos caras del lazo rosa: La visión de este símbolo como de fiesta y optimismo al lado del derecho a afrontar el cáncer de mama con pesimismo si es lo que pide el cuerpo. Ambas posturas igual de legítimas. Pero el optimismo sólo ayuda cuando es una elección libre. El pensamiento positivo ni previene ni cura el cáncer, y hacer esta afirmación afecta la autoestima porque indica que «Si no te curas del cáncer será porque no piensas lo bastante en positivo«.
Cambiar las emociones no funciona por recomendación
A una persona que está triste, no le haremos cambiar esta emoción por otra diciéndole «¡Anímate!«. Las emociones no funcionan así. Una emoción és algo que nuestro propio cuerpo nos hace a nosotros para manejar una situación presente. Cuando nos han dado una mala noticia necesitamos estar tristes. Porque la tristeza hace que nos paremos a pensar en aquello, para entenderlo y asimilarlo (cosa que no podríamos hacer si nos mantuviéramos «normales»). La tristeza también motiva a los demás para que vengan a ofrecernos su apoyo.
También es necesaria la rabia (para superar obstáculos puntuales y para defendernos de los cambios de ideas demasiado bruscos). Y el miedo (para protegernos de situaciones de peligro, como cuando vemos una serpiente). Y el asco (para no comer alimentos que podrían hacernos daño). Todas estas son emociones necesarias, aunque sean desagradables. ¿Por qué vamos a extinguirlas de forma tan rápida y superficial, si en el fondo nos ayudan?
La tiranía del pensamiento positivo nos dice que todo debe estar bien. Que lo único admisible es la felicidad. Pero a la larga es mejor aceptar que las cosas no son siempre como querríamos. La tristeza, la rabia, el miedo y el asco forman parte de la normalidad. Como otras emociones (la sorpresa, la alegría, etc). Si la tristeza es convierte en depresión, el miedo se convierte en ansiedad y la rabia se convierte en violencia, sí que necesitamos la ayuda de un psicólogo.
Todo eso lo explica de manera humorística el cómico mexicano Odin Dupeyron en este vídeo:
¿Alguna vez te has sentido obligado a tener pensamientos positivos aunque no te salieran de dentro? Explícalo en un comentario. Y si crees que este artículo puede ayudar a alguien que conoces, compártelo.
Excelente. Gracias. Opino que los cambios de estado de ánimo y de actitud y comportamiento fundados en autoafirmaciones no son firmes ni estables, por tanto, no son seguros ni necesariamente duraderos.
Hola Oscar, gracias por tu comentario. Por supuesto, este tipo de comentarios que mencionas pueden ser útiles, pero deben ir acompañados de otras cosas, como el apoyo de un profesional titulado y experimentado.