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Controlar la impulsividad

La impulsividad hace que actuemos antes de pensar. Está ligada a algunos trastornos mentales, pero se puede manifestar en personas sin trastorno en algunas circunstancias. Actuar impulsivamente a veces tiene consecuencias personales y sociales que acaban repercutiendo en las relaciones y en la autoestima. Controlar la impulsividad es difícil porque su propia naturaleza es una barrera para conseguirlo. Pero algunas pautas pueden ayudar.

Tim Hill – Pixabay

Qué es la impulsividad

A la hora de hacer un paintball (el juego de equipos de disparar bolas de pintura contra los “adversarios”) el arma se utiliza apuntando y disparando. Primero seleccionas a tu objetivo, después orientas la escopeta para asegurar que le tocas y, finalmente, disparas. Pues una buena manera de definir la impulsividad es compararla con usar al revés esta arma: Primero disparas, y luego apuntas. Lo más probable es que falles.

Otro símil: Para hacer una tortilla hay que romper los huevos, batirlos un rato y echarlos a la sartén. Lo que haría el impulsivo equivale a echar el huevo a la sartén nada más romperlo. Por lo tanto, en vez de una tortilla, le sale un huevo frito. El resultado no es el que quería, pero no lo ha podido evitar. Al no poder controlar la impulsividad, esta ha acabado determinando lo que ha hecho o lo que ha dicho. Una persona no impulsiva se hubiera frenado antes.

La impulsividad conlleva actuar de manera tant rápida que no deja tiempo a detenerse. Y eso implica que impide ver las consecuencias de esta actuación (ya sea hacer algo o decir algo).

En Psicología se define la impulsividad como un estilo cognitivo. Eso significa que la persona está predispuesta a actuar impulsivamente en determinadas condiciones. Algunos trastornos mentales tienen la impulsividad como síntoma, como el TDAH, el trastorno límite de la personalidad o la ludopatía. Pero se puede manifestar aunque no haya ningun trastorno.

Algunos ejemplos de impulsividad

La impulsividad se manifiesta a tres niveles:

  • A nivel verbal: Interrumpir a los demás cuando hablan, responder una pregunta antes de que acaben de formularla, decir lo primero que se nos pasa por la cabeza sin pensar en si es adecuado, etc. Eso puede llevar a problemas en las relaciones si los demás piensan que les estamos faltando al respeto.
  • nivel motor: Acelerar el coche cuando creemos que el conductor de al lado nos está retando, interrumpir las actividades de los demás, cambiar constantmente de actividad sin dejar ninguna acabada, etc.
  • nivel emocional: La impulsividad va ligada a la baja tolerancia a la frustración. La persona puede reaccionar con frustración incluso antes de tener tiempo de pensar si lo que le ha ocurrido es tan grave. Por eso experimenta esta reacción más frecuentmente.

Tanto si la impulsividad está relacionada con un trastorno como si no, parece que tiene mayor probabilidad de manifestarse en situaciones de alta carga emocional. Y de eso podemos poner varios ejemplos. Cuando tenemos miedo es más probable que cedamos ante una situación de amenaza (aceptar una rebaja de sueldo si pensamos que nos pueden despedir). Cuando sentimos rabia podemos decir o hacer cosas de las que después nos arrepentimos (insultar a la pareja en medio de una discusión). Por otro lado, la euforia puede hacernos asumir más riesgos.

Pero además las personas impulsivas se pueden sentir rechazadas por el resto. Y aquí es donde se ve afectada la autoestima, puesto que no siempre identifican por qué se las rechaza. Eso puede hacer que, en situaciones posteriores, se repita la respuesta impulsiva con el mismo resultado.

Cuál es la causa de la falta de autocontrol

La dificultad para controlar la impulsividad se explica por su origen en factores combinados. Los estudios dicen que podría existir una base genética y un componente personal. Ambos actuarían conjuntamente, de manera que los efectos de uno se sumarían a los del otro.

La base genética consistiria en una alteración del funcionamiento de áreas cerebrales situadas, sobre todo, en el lóbulo frontal. Esta es la parte del cerebro que permite la planificación, la reflexión, el lenguaje y el análisis social.

El componente personal sería de personalidad (en forma de predisposición a reaccionar, en general, de manera impulsiva) y de la historia de aprendizaje. Cuando la respuesta impulsiva permite una gratificación inmediata, se refuerza y se convierte en un hábito.

Cómo controlar la impulsividad

Cómo controlar la impulsividad - Psicología Flexible
Robert Owen-Wahl – Pixabay
  1. Tras la actuación impulsiva, reflexiona sobre su adequación y su resultado. Una vez fuera de la situación (ya con más calma) piensa qué habrías podido hacer o decir para que el resultado fuera mejor. De esta manera aprenderás las ventajas de reflexionar antes de actuar.
  2. Identifica las situaciones en que suele aparecer. ¿Te ocurre con la persona de quien te has enamorado? ¿Cuando conduces? Etc. Este ejercicio te permitirá analizar qué ocurre en esas situaciones. Y cuando estés en ellas, controlar la impulsividad dándote más tiempo para pensar antes.
  3. Si te cuesta identificar estas situaciones, pide ayuda. Puedes pedir a las personas de confianza (la familia, los amigos, la pareja, etc) que te avisen cuando respondas demasiado deprisa. Así aprenderás a distinguir los momentos en los que toca estar alerta.
  4. Practica ejercicio físico. Además se sus beneficios indudables, te hará estar más cansado. Y eso se traducirá en responder más lentamente ante cualquier situación.
  5. Acepta que eres impulsivo. Si en parte depende de la genética y de la personalidad, no es culpa tuya. Nadie es perfecto, y controlar la impulsividad de forma infalible no está al alcance de todo el mundo. Eso no significa que no puedas esforzarte para corregirlo.
  6. Premíate cuando consigas controlar la impulsividad. Date un capricho a ti mismo, como recompensa, DESPUÉS de detener lo que ibas a hacer o a decir y reflexionar sobre su adequación.
  7. Pide ayuda profesional si la necesitas. Un psicólogo te puede ayudar a controlar las situaciones, y así evitar las consecuencias negativas en las relaciones sociales, en el trabajo, etc.

Evidentemente si la causa de la impulsividad es un trastorno mental, es importante tratar ese trastorno en todos sus ámbitos, y hacerlo con métodos que la ciencia haya demostrado que son eficaces.


Deja tu pregunta en un comentario o explica cómo intentas controlar la impulsividad. Y si crees que este artículo puede ayudar a alguien que conoces, compártelo!

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